
La lectura se puede motivar a través de procedimientos como los que se describen a continuación, que también pueden ser sugeridos a los padres que desean estimular a sus hijos hacia la lectura: Permitir que los niños vean a sus padres y maestros leer en diversas situaciones.
Recorrer con ellos librerías, y mirar, hojear o comprar libros.
Tener a disposición de los niños variados materiales de lectura con láminas atractivas, formato manejable y diferentes contenidos que interesen a los niños: aventuras espaciales, ciencias naturales, cuentos tradicionales.
Leerles cuentos en voz alta, con adecuada entonación y con entusiasmo: la lectura de cuentos, y no el simple hecho de contar cuentos familiariza a los niños con el vocabulario y las estructuras sintácticas características del texto escrito.
Consultar libros, diccionarios, enciclopedias u otro material cuando los niños formulen alguna pregunta. Por ejemplo, si el niño pregunta ¿Cuál es el planeta más grande que existe?.
Comentar las lecturas, en especial las noticias periodísticas, un libro interesante o un artículo de revista. Hacer notar que aunque se es adulto, siempre se está aprendiendo de cosas nuevas a través de la lectura.
Aprender y compartir con los niños juegos lingüísticos, como adivinanzas, trabalenguas, rimas, poemas y hacer notar que están en determinado libro.
Dramatizar cuentos o leyendas a través de la mímica, teatro de títeres, marinetas y juegos dramáticos. Hacer que participen los niños. Leerles las partes pertinentes que memoricen el libreto.
Contarles a los niños los cuentos, leyendas o narraciones que los adultos leían cuando pequeños y que les impresionaron de tal modo que aún los recuerdan.
Comprarles libros con contenidos que les interesen y suscribirlos a revistas. Iniciarlos a que lleven libros como regalo de cumpleaños.
Leer en presencia de los niños las instrucciones para hacer funcionar un determinado juego, una máquina interesante o los pasos para realizar una receta de cocina.
Valorar a las personas a las que les gusta leer.
Copiar alguna narración fantástica, real o divertida, contada o creada por los niños, respetando sus palabras y sus formas de estructurar las oraciones. Leérsela a los mismos niños y a otras personas (parientes) en presencia de ellos.
Todos estos aspectos harán que los estudiantes sean capaces de leer y comprender un texto.
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